martes, 7 de agosto de 2012

Con hormigas tejiendo redes.

Nuestro aplauso a lxs amigxs de El Hormiguero, que desde la ciudad de Río Cuarto, en la provincia de Córdoba, abren la puerta de su casa cultural a que se engrase y se llene de bicicletas viejas buscando revivir, buscando vida.¡Bienvenidxs!


¿Quiénes somos? ¿Quiénes somos nosotros, nosotras y nosotrxs? ¡Qué preguntas se hacen éstos chicos, chicas y chicxs de La Fabricicleta? Siempre dando vueltas, siempre pinchando para volver a emparchar... siempre dando vueltas... pero yendo a algún lado.Y un taller popular está compuesto por cada gomín, por cada porción de átomo, por cada persona que lo vivió, que arregló una bici y por supuesto que también por el aire... y en ese aire están esas personas que lo soñaron alguna vez: mates, amigos y bicicletas. ¿Quién no le hablaba a la bicicleta cuando era un crío? ¿Quiénes somos sino aquellos soñadores que con pocos años pensabamos en sacarles las ruedas, dar la vuelta al mundo y con una mano alzada triunfar en el Tour de France... o por lo menos en alguna carrera de amigos en Villa Urquiza, o en Río Cuarto?

Cada día que sigue pasando la respuesta sobre quiénes somos es más larga, más ambigua y ahora... un poco más kilométrica. Somos dos ruedas girando en el asfalto de una ruta, somos la única pico de loro del taller, somos un broche en el pantalón manchado, somos un radioteatro pirata y ciclista en una radio comunitaria de Almagro, somos una masa crítica levada e interior, somos el rebote de una rueda en el empedrado, somos bicicletistas, somos un taller popular, o mejor... un mundo repleto de talleres populares. Somos nosotros y no queremos ser más que eso. Somos nosotros y la fiesta está donde estamos nosotros.

El Hormiguero es una casa cultural que hace más de tres años en Río Cuarto revivió del abandono en la que habían dejado esa casita construída en 1934, fundada como sede del Jockey Club y por muchos años sin norte alguno. En pleno abandono muchos jóvenes la ocuparon para fundar una casa cultural en una ciudad donde parecía que sólo soplaba el viento. Entre la terminal de ómnibus y el casino, entran y salen hormigas de los talleres, de las charlas y de las juntadas. Hay muchos talleres funcionando: origami, salud homeopática, biblioteca, sikureada, circo, danza y varios más. Tiene también una sala de ensayo y funciona como espacio de eventos culturales donde tocan bandas o se hacen muestras.

Entonces, nos damos la bienvenida a un nuevo taller popular de ciclomecánica, un nuevo sueño bicicletista, pero en otras pampas. Viva el Hormiguero, viva La Fabricicleta, vivan las ruedas que quieren girar.

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